Yassa, cafe y otoño en casa.

Hoy podría ser un domingo cualquiera, un domingo de los descansar y ya.

Pero no lo es, nada más abrir los ojos ya lo he sabido.

Hoy es mi domingo con sabor a mucho y a otoño.

Me levanto y hay un aire provocador que entra por mi ventana, me siento en mi sofá con una manta por los hombros, pero con la ventana bien abierta, por que me encanta la provocación en la que se han sumergido mis cortinas con el aire y me hago café.

Pero no cualquier café, no café de ese que me dejan tomar..es café del prohibido por familiares y médicos...y es que hoy la temeridad del placer me esta llamando.
Es café negro, con cafeína, solo café, ni leches ni azucares, es café que huele a café, es café que me trajo un amigo de Bogotá y que yo había escondido, es café negro, intenso, fuerte.
CAFÉ, así en mayusculas.
Y mientras me mando mails con Lila de eEperanzas y veo entre el huno del café a mi negro dormir y las cortinas jugar se que será domingo de Yassa.

Y pongo a hervir arroz, no de cualquier forma, si no con una bolsa de plástico entre la tapa y la cazuela, por que así me enseñaron, para que quede jugoso y suelto, para recordar los jugos de la buena vida.
Corto cebollas, una dos tres, cuatro, cuatro más, que me hacen llorar sin emoción primera para soltar los excedentes de líquidos y que me hacen emocionarme con emoción segunda, con el pensamiento de lo vivido en la última cocina donde prepare Yassa.
Agarro el pollo y lo frio muy bien, para que este dorado, por que hay cosas que se doran o adoran sin ningún criterio mas que el del placer que nos provocan.
Ahora la mostaza que destellea con su color, que tiene color de otoño y sabor a risas de invitados y unto bien el pollo, no bien, si no mucho, para no olvidar que la generosidad es necesaria para los buenos sabores.
Corto Quinbombo, muy limpito, que me recuerda a algunos instrumentos de música y me marco unos pasos de salsa que solo están sonando en mi cabeza y en mi cocina..es la magia que tienen algunas cosas.
Y todo pa' dentro, todo bien junto, a fuego medio, a medio camino de la mañana de mi domingo de otoño.
Y las cortinas siguen irreverentes con el aire y en mi cama empieza haber un remolino de movimientos por que entre el sueño de mi negro ya se han colado los olores de mi cazuela y de mis sentimientos.
Domingo!! domingo!! de café, de otoño, de aire, de Yassa, de placer, de sabores y olores, para que los últimos sueños siempre sean los más sabrosos.

Y aseguir en la vida!! bien rica, bien buena, bien Cheveré!!!

Obra: Segundo Huertas, pintor Colombiano.